miércoles, 16 de mayo de 2007

a) La coma

En el Curso de Redacción de Vivaldi, se señala que según Amado Alonso y Henríquez Ureña, la coma tiene dos usos principales:

1º. Separar elementos análogos de una serie, sean palabras, frases, u oraciones.

Ejemplos:

Ufano, alegre, altivo, enamorado.
Ni tú lo crees, ni yo lo creo, ni nadie lo cree.
Es simpático, alegre, juvenil, inteligente.
Fui a comprar leche, galletas, crema, aceite, atún.

2º. Separar elementos que tienen carácter incidental dentro de la oración:

Ejemplos:

Buenos Aires, la capital, es una ciudad muy populosa.
El, entonces, se detuvo.
Yo, si me lo proponen, lo acepto.
Cuando fui a verlo, el día de ayer, aún seguía deprimido.

Las palabras, frases u oraciones explicativas (en cursivas en los ejemplos), suprimidas, no alterarían el sentido de la oración.

Nota: A veces, cuando el sujeto de la oración es muy largo, se separa con una coma de los otros elementos constitutivos de la oración -verbo y complementos- para facilitar la “respiración” (o ritmo) de la frase. Así: “Los gallos, las gallinas, los patos y otros animales de la granja, despertaron al unísono”.

Por su parte, Arturo Ramoneda, autor de otro reconocido texto, el Manual de Estilo,[i] explica el uso de este signo de manera más detallada:

La coma sirve para señalar una pausa breve y para delimitar los componentes de un enunciado. Aunque a veces su colocación depende de la apreciación personal, debe emplearse en los siguientes casos:

Con el nombre en vocativo, independientemente de su colocación:

Juan, espérame.
Espérame, Rafael.
¿Serás, amor, un largo adiós que no se acaba?
Vivir, desde el principio, es separarse.
(Pedro Salinas)

Se exceptúan los encabezamientos de las cartas, en los que se ponen dos puntos.
Siempre que se empleen seguidas palabras u oraciones con idéntica función gramatical, excepto cuando vayan unidas por las conjunciones y, ni, o:


Los niños, los hombres y las mujeres.
Bueno, malo o regular.
No ha venido ni ha llamado por teléfono.

Sí se debe poner coma cuando dichas conjunciones se repiten:

No me agradó ni el argumento de la obra, ni la interpretación, ni la escenografía.

Para separar oraciones con distinto sujeto o los miembros de una cláusula, independientes entre sí, vayan o no precedidos de conjunción:

Nuestro teatro nacional, el más rico de los románticos, sin excepción del inglés, se va encerrando, más de cada vez, hasta amenazar ahogarse entre las cuatro paredes en que ingenios y críticos comineros pretenden aprisionarle: ¡a él!, al teatro español, que hayando estrecho el mundo inventaba regiones, idealizaba las conocidas, convertía los desiertos en regiones florecientes, exploraba las islas encantadas, trasponía mares y continentes, escalaba el cielo, llevaba a las almas seráficas las pasiones de los mortales, y a todos los climas, y a todas las razas, y a todas las clases el ropaje de púrpura y oro que se llama el verso, jamás igualado, de Calderón a Lope.
(Clarín, Solos de Clarín)

En las interrupciones que se producen en una oración para aclarar o ampliar lo que se está diciendo:

Es evidente, decía el filósofo, que la razón humana es imperfecta
Más vale, creo yo, que haya ocurrido así.
Debe ponerse delante de las proposiciones introducidas por pero, mas, excepto, y salvo:
Iremos mañana, pero regresaremos pronto.
Todos estuvieron presentes, excepto tú.
Estamos de acuerdo, salvo su mejor opinión.
La lluvia está tupida, mas no es un diluvio.


Cuando se suprime un verbo, por ser el mismo de la oración anterior, en su lugar se coloca una coma:

Antonio fue al concierto; Pedro, al teatro.
Los obreros trabajan en la fábrica; los profesores, en las aulas.

Nunca debe ponerse una coma entre el sujeto y el verbo.

Se debe tener en cuenta que este signo ortográfico tiene la virtud de cambiar el sentido de una misma frase:

No lo hizo como lo ordenaste.
No lo hizo, como lo ordenaste.

Estas oraciones significan, respectivamente, que “lo hizo de otra manera” y que “siguió las instrucciones”.

[i] Ramoneda Arturo, Manual de Estilo, Guía Práctica para escribir Mejor, Alianza Editorial, Madrid, 2003

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