miércoles, 16 de mayo de 2007

b) El punto

Para Vivaldi, el punto “separa oraciones cuando los pensamientos que ellas contienen, aunque relacionados entre sí, no lo están de modo inmediato.

Es decir, la diferencia entre el “punto” y el “punto y coma” es muy ligera, y representa una cuestión de matiz. Tanto es así, que encontraremos autores –no importa repetirlo una vez más- que ponen “punto” donde otros emplean “punto y coma” y viceversa.

Ramoneda, por su parte, explica que el punto, con el que se separan unidades autónomas de cierta extensión y con sentido completo, es la mayor pausa sintáctica que señala la ortografía. En la lectura, la duración de dicha pausa, aunque pueda variar según el sentido y la interpretación del lector, siempre es superior a la que señalan la coma y el punto y coma.

Existen tres clases de puntos: el punto y seguido, el punto y aparte y el punto final.

Con el punto y seguido se indica que, terminada una oración, en la que sigue se continúa tratando del mismo asunto o se abordan aspectos diferentes de una misma idea. El texto se prolonga en el mismo renglón, o en el siguiente.

Con el punto y aparte se señala que se va a pasar a otro asunto o a tratar del mismo desde otra perspectiva. Los períodos separados por este signo tienen entre sí menor relación, en cuanto a continuidad de pensamiento, que los separados por el punto y seguido. El texto sigue en otro renglón. También se emplea el punto y aparte en el diálogo después de cada intervención de los interlocutores.

El punto final señala la terminación de un escrito o una división importante en un texto: parte, capítulo, etc.

Nota. No debe ponerse punto después de los signos de exclamación o de interrogación:
¡Qué calor! ¿Dónde estabas?

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