miércoles, 16 de mayo de 2007

c) Punto y Coma

Sirve –de acuerdo con Ramoneda- para marcar una pausa más intensa que la de la coma y menos intensa que la del punto y seguido. Sin embargo, la elección entre estos signos depende muchas veces del gusto y de la subjetividad del que escribe. Donde unos autores ponen punto y coma, otros se inclinan por el punto y seguido.

Se emplea en los siguientes casos:

Para separar oraciones completas estrechamente relacionadas y para diferenciar cláusulas en las que hay alguna coma:

La primera intervención fue interesante, pero corta; la segunda, en cambio, resultó excesivamente prolija; con la tercera, todos bostezábamos.

Está muy inquieto; su enfermedad es grave.

Comía temprano y se iba al Luxemburgo. Gustaba ir en el metro; lo tomaba en una de las estaciones de la plaza de la Concordia; subía hasta la plaza de la Estrella; aquí cambiaba de línea y bajaba en la estación de Denfert-Rocherau. Recorría entonces largos y anchos pasillos, todos muy limpios; pasaba por unas pasarelas, en que tenía que mostrar su billete, y ascendía por ancha escalera; recorría otro breve trecho, y de nuevo ascendía por una escalinata.
(Azorín, María Fontán)

Para separar dos oraciones, unidas por una conjunción, que no tienen entre sí un perfecto enlace:

Joshé recordó a Arizmendi que tenía dentadura postiza, a su mujer que se ponía añadidos, y a la hija mayor el novio, con quien había reñido; y, después de otra porción de cosas igualmente oportunas, se marcharon las dos máscaras dando brincos.
(Pío Baroja, Zalacaín el aventurero)

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