jueves, 30 de marzo de 2017

Diálogos en Confianza

Orientación para la salud familiar
Conductoras profesionales


El Canal Once tiene un programa titulado Diálogos en Confianza, el cual es un programa de análisis de corte familiar y social. En esta entrada mostraremos algunos elementos de su estructura argumentativa.

Tomaremos como ejemplo el programa transmitido el 24 de marzo de este año, cuyo tema fue "Mi responsabilidad en los Conflictos de Pareja". Tal programa puede verse en video de Youtube.

Para empezar el programa, se plantean algunas preguntas directrices: ¿Por qué estoy con la pareja con la que estoy? ¿Me arrepiento de estar con esa pareja?

El programa inicia el tema planteándolo mediante las preguntas, luego presenta testimonios y a partir de ello se ofrecen análisis de especialistas invitados, alcanzando algunas conclusiones.

El programa tiene una intención informativa, persuasiva, analizar las propias situaciones personales.

Ilustran testimonios de las personas que anónimamente ofrecen sus vivencias personales.

El programa está dirigido a personas con pareja, casados o en unión libre, que tienen problemas para asumir su responsabilidad como tales.

A lo largo del programa se pueden ver comentarios o aportaciones de personas que las envían vía correo electrónico, twiters o llamadas telefónicas.

El análisis y las reflexiones llevadas a cabo por los especialistas invitados sin duda son de gran utilidad para la propia reflexión del público interesado.

Luego del ver el programa quedan claras algunas cuestiones: Las parejas muchas veces se casan sin conocerse, viven una relación idealizada, pero que choca con lo real, por lo que se hace necesario primero responsabilizarse y aceptar cómo es el otro, asumir que se está en una relación de cooperación, y que las expectativas sean adecuadas con lo que la persona realmente puede ofrecer o aportar. Es primordial no culpara al otro y asumir los propios errores.

Mi postura ante el programa es de acuerdo y aceptación, pues su intención persuasiva me lleva a reflexionar, a analizar mi propia situación personal y a llevar a cabo una introspección, aceptarme y aceptar a mi pareja.

miércoles, 16 de mayo de 2007

Mini Curso de Redacción

Instructor Ricardo Martínez García

Presentación

Con el uso de las Nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) en los sistemas abiertos y a distancia, el rol del asesor, que debe ser un especialista en las asignaturas a su cargo y un diseñador (en el mejor de los casos) del material pedagógico de apoyo disponible en la plataforma, consiste en orientar y asesorar a los estudiantes sobre las nuevas fuentes de información, así como fomentar las habilidades de búsqueda en la Web que les resulte pertinente. Es decir, su papel se convierte en facilitador.

El asesor sobre todo deberá aprender a comunicarse a través del lenguaje escrito, si quiere utilizar de manera efectiva los canales disponibles en las plataformas diseñadas para su labor docente a distancia: correo electrónico, asesoría en línea, foros de discusión y chats.

La labor docente de los asesores que atienden a los estudiantes en línea tiene su parte fundamental en la atención para responder sus dudas y preguntas, tanto en los salones de asesoría o en la retroalimentación a las actividades que envían a través de la plataforma para su revisión, además de los chats y foros de discusión.

Este servicio, como todos sabemos, se realiza a través de la escritura de las respuestas. A propósito de lo anterior, hay valiosos testimonios de los propios asesores acerca de la necesidad de un curso de redacción, que nos permita ofrecer un servicio óptimo a los estudiantes, y es por ello que proponemos este curso básico de redacción.

La profesora Rocío Ledesma Saucedo, en un texto sobre el diseño de Ambientes Virtuales de Enseñanza (AVA), ambientes de los cuales precisamente plataformas como el SEAD del Colegio de Bachilleres o del Bachillerato a Distancia de la UNAM hacen uso, dice que "El lenguaje escrito es, por excelencia, el lenguaje más importante en un ambiente virtual de aprendizaje".

“Los AVA pueden contribuir a reencontrar la riqueza que tiene el lenguaje escrito, desde la variedad de vocabulario, puntuación acertada, sintaxis y gramática adecuadas, hasta la posibilidad de desarrollar un verdadero estilo lingüístico. Y es que con la aparente limitante que tienen estos ambientes en cuanto al lenguaje corporal y no verbal (que un ambiente presencial sí tiene), la escritura es nuestra mejor posibilidad de comunicarnos con los demás.

“Entonces, para que las demás personas sepan si algo nos gusta, o nos molesta, con nuestra forma de escribir podemos transmitirles estos mensajes”, termina señalando la profesora Ledesma.[i]

Así, los profesores que trabajan con las diferentes plataformas se enfrentan al reto de escribir bien, e incluso de adquirir un estilo lingüístico.
Notas

[i] Ledesma Saucedo, Rocío, Documento del Diplomado “Desarrollo e Implementación de AVA” impartido por la Dirección de Tecnología Educativa del Instituto Politécnico Nacional, México, 2005.

Introducción

El lenguaje es un instrumento esencial de la inteligencia humana. Nos permite comunicarnos con nuestros semejantes, intercambiar ideas, reflexiones, información y conocimiento. Con el lenguaje podemos hablar de quiénes somos, cómo somos y qué nos interesa, de lo que deseamos, soñamos y conocemos.

Las maneras con las que nos manifestamos a través del lenguaje son al menos tres: la forma oral, la escrita y la llamada comunicación no verbal. Cada una sólo es funcional en la medida en que se conocen y se comparten los significados de los signos utilizados como códigos.

Suele ocurrir que, con la costumbre tan arraigada que tenemos a nuestra manera de hablar, no nos percatamos de la estructura subyacente en el lenguaje, tan natural pero a veces tan mal usada y peor escrita.

El escritor Héctor Orestes Aguilar afirma, en un artículo publicado en el suplemento cultural del diario Reforma, que: “Escribir bien depende de un trato familiar y prolongado con el lenguaje, especialmente con el lenguaje literario; un conocimiento concienzudo y flexible de la gramática de la lengua; claridad de pensamiento y capacidad expresiva para formular por escrito lo pensado; un gran oído para captar el habla cotidiana y recursos para reproducirla por escrito; ejercitar la escritura con un propósito estético (en nuestro caso académico), y sentido del humor”.[i]

Escribir bien es una habilidad que tiene una gran conexión con nuestros hábitos de lectura, pues éstos se ven reflejados en lo que escribimos. Dicho de otra manera: escribimos mejor cuanto mejor –y más- leemos.

De acuerdo con un reportaje de primera plana publicado en el citado Reforma, titulado “Educan maestros… y no leen”, 28 de cada 100 profesores de nivel primaria reconocieron no leer más de ¡dos libros al año!, y esos escasos libros tratan sobre todo de temas acerca de su labor docente y, en menor medida, sobre literatura.[ii]

El panorama anterior, desafortunadamente me sospecho, no mejora demasiado con respecto a los profesores de bachillerato. Este curso tendrá mejores resultados si genera una mejora en los hábitos de lectura de nuestros profesores y en consecuencia en los de su escritura.

[i] De León, Beatriz, ¿Cómo descubrir el talento literario?, Diario Reforma, El Ángel, 18 de febrero de 2007, página 4.
[ii] Reforma, 28 de febrero de 2007.

Objetivo General

La intención de este curso es ofrecer algunos lineamientos generales sobre la estructura del lenguaje escrito, sobre su elaboración y redacción, partiendo de un examen general de nuestros propios hábitos de escritura y de su revisión a partir de las reglas básicas de la ortografía y la composición escrita.

El conocimiento y aplicación de dichas reglas será esencial en nuestra actividad como asesores a distancia, o como estudiantes en línea. Escribir bien y aceptablemente, dentro de nuestras propias habilidades, nuestros hábitos y capacidades, es nuestro objetivo.

Para escribir bien, hay dos vías practicables normalmente: la familiarización con el lenguaje a través del contacto permanente con la literatura, que en nuestro caso como docentes se da a partir del contacto con los textos de nuestras asignaturas, además de los gustos literarios personales de cada quien, y por otro lado, el estudio y ejercicio de las reglas que rigen básicamente el lenguaje escrito.

En ambos casos se requiere de ciertas cualidades personales que a veces no estamos dispuestos a desarrollar, ya sea por pereza, por falta de tiempo e incluso por deformación profesional. La escritora Ana Clavel, en el mismo artículo del Reforma citado, señala:

“Entre las cualidades más destacadas que se requieren para escribir (están): una confianza a prueba de fuego para creer en el trabajo propio –porque si no vale la pena para uno, para qué escribirlo para otros- y una humildad sin artilugios para saber aceptar la crítica y, sobre todo, la autocrítica. Creo que dentro de uno está el juez más implacable. Uno sabe”.

La autoconciencia de nuestra manera de escribir nos lleva a reconocer humildemente que a veces no escribimos tan correctamente como deberíamos, por lo que este curso de redacción funcionará mucho mejor en la medida en que cada participante reconozca que necesita mejorar su manera de escribir o su redacción, y que reconozca la necesidad de aumentar su familiaridad con la literatura en general, con el fin de desarrollar su habilidad para poner por escrito su pensamiento.

Un entrañable compañero en el Colegio se sorprendía al constatar que aún en los mensajes escritos y enviados por celular yo uso comas y acentos, pero su sorpresa fue menor que la mía al comprobar que él no lo hacía. Otra compañera usa en sus mensajes de celular abreviaturas que sólo ella alcanza a comprender cabalmente; su justificación es que hay que ahorrar tiempo y espacio, sin observar que el sentido de sus mensajes deja mucho qué desear con esas abreviaturas, para no hablar de la ambigüedad que generan. Otra compañera utiliza invariablemente mayúsculas, que, como se sabe, es como gritarle a quien lee esos textos.

Los anteriores son algunos ejemplos de lo que no se debe hacer a la hora de escribir, sin importar que sea un mensaje de celular, una asesoría en línea, una discusión en un foro, un chat, una tesis o un ensayo.

Redactar, etimológicamente, significa compilar o poner en orden; en un sentido más preciso, consiste en expresar por escrito los pensamientos o conocimientos ordenados con anterioridad.
Redactar bien es construir la frase con exactitud, originalidad, concisión y claridad.

¡Bienvenidos a este Taller Curso de Redacción!

Metodología del Curso Taller

El curso se desarrollará de la siguiente manera:

Exposición de las reglas ortográficas básicas. A) Puntuación, B) Acentuación, C) Mayúsculas y minúsculas

1. Ejercicios de corrección de textos propuestos, propios y de otras personas.

2. Elaboración de escritos propios (una autobiografía, un cuento, un ensayo o artículo sobre algún tema que el profesor considere de difícil explicación).

3. Corrección de dichos escritos (entregando los productos finales ya corregidos)

4. Evaluación general del curso.

Lo anterior se realizará en el plazo de un mes, dando una semana para cada uno de los tres puntos de la exposición de las reglas ortográficas. El contenido del curso, es decir, la presentación del curso, los objetivos, las lecturas, y los textos que se utilizarán para corregir estarán disponibles en una plataforma en Internet.

La comunicación entre el instructor y los participantes del curso deberá llevarse a cabo vía correo electrónico, por lo que es indispensable contar con una cuenta de correo en Yahoo o Hotmail. Los textos corregidos serán enviados a la cuenta personal de cada participante. La evaluación final será publicada en la misma plataforma en la que se encontrarán la presentación y los objetivos (la plataforma estará dada por el blog que utiliza el instructor: http://fcpacademia.blogspot.com).

La evaluación final será llevada a cabo por el instructor a partir de los siguientes puntos: corrección en la ortografía, composición, claridad, coherencia, manejo de ideas generales y particulares, y en general el buen desarrollo de las ideas.

¿Qué es Redactar?

Para comenzar nuestro curso de redacción adecuadamente, primero tenemos que repasar, a manera de recordatorio, algunos puntos sobre las unidades básicas del lenguaje escrito.

La unidad básica del lenguaje, sea escrito o hablado, es el enunciado, que podemos decir consta de una secuencia de sonidos emitidos por el hablante o de sus signos escritos, en el caso del escribiente, los cuales poseen sentido completo y concreto dentro de la situación en la que se producen.

Algunos estudiosos de la lengua, como el profesor de español Alfonso Sancho, proponen una clasificación de los enunciados: las frases (enunciados frasales) y las oraciones (enunciados oracionales). Las frases son aquellos enunciados que carecen de una forma verbal personal, por ejemplo:

“Los ojos son la ventana del alma”, o “Besar es más sano que dar la mano”.

Las frases a veces también pueden estar formadas por interjecciones, como por ejemplo:

“¡Mi amor!”, “¡Lástima!”.

Las oraciones, por otro lado, se caracterizan por poseer dos unidades significativas (sujeto y predicado), entre las que se establece la relación predicativa, la cual consiste en aquello que se dice de algo y lo que se dice del sujeto respectivamente. “Las flores son amarillas” es una oración porque tiene tanto sujeto (las flores) como predicado (son amarillas).

Incluso algunas palabras por sí mismas pueden considerarse oraciones; por ejemplo “pienso” puede ser considerada oración porque da por entendido quién es el sujeto (la primera persona del singular) y en ella misma está la acción que nos dice lo que está haciendo esa persona (pensar).

Vemos pues que el verbo puede ser considerado el núcleo ordenador de la oración del cual dependen los demás componentes –en el ejemplo anterior se trata de la primera persona del singular- como el sujeto.

Alfonso Sancho Rodríguez explica: “La oración es una unidad lingüística dotada de significación completa y núcleo verbal, y que no pertenece a otra unidad gramatical superior. Por encima de la oración se encuentran unidades de cualidad diferente: párrafo, capítulo, texto, etc. Por ello, tradicionalmente se considera a la oración la máxima unidad gramatical. Se puede decir que es una unidad estructural porque sus componentes están interrelacionados; está compuesta por unidades menores (sintagmas: una o más palabras dispuestas de manera que en conjunto expresen un significado global) que se agrupan con una estructura determinada (habitualmente sujeto + predicado).

“Se puede hablar de oración cuando un segmento de la comunicación con verbo en forma personal transmite un sentido completo; si no, no hay oración. Así, la secuencia: “Ese alumno moreno es el peor de la clase”, puede ser dividida en dos partes: “Ese alumno moreno” y “el peor de la clase”, pero ninguna de las dos tiene sentido completo: son sintagmas, no oraciones. No obstante, ambos ejemplos podrían constituir enunciados frasales en ciertas situaciones o contextos: pies de foto, por ejemplo”.[i]

Una vez que hemos repasado las cuestiones básicas sobre los enunciados, ahora sí entramos en materia.

[i] Ver http://personal.telefonica.terra.es/web/apuntesasr/SintaxEnunc.htm

Principales reglas ortográficas

Comenzaremos con la revisión de las reglas ortográficas básicas. Para ello nos auxiliaremos de probados y reconocidos textos, como el Curso de Redacción de G. Martín Vivaldi.[i]

Cualquier gramática elemental, afirma Vivaldi, ofrecerá suficientes reglas de puntuación. No obstante, conviene recordar las principales. ¿En realidad, hay reglas para puntuar? Porque, la verdad sea dicha -reflexiona nuestro autor- leyendo a los buenos escritores, se observan diferencias de puntuación: éste pone “punto” donde aquel escribe “coma” y aquel otro “punto y coma”.

[i] Vivaldi, G. Martin, Curso de Redacción, Ediciones Prisma, México, 1981, página 19.

A) La puntuación: las reglas y el temperamento

A pesar de que la puntuación sea materia un tanto elástica, conviene tener en cuenta las susodichas reglas y adaptarlas luego a nuestro temperamento. Lo que no puede hacerse en modo alguno es despreciarlas en absoluto.

Estos pequeños signos -puntos y comas-, intercalados en la escritura, son a modo de hitos que ayudan a nuestra mente a seguir el pensamiento del que escribe. Pruébese, por ejemplo, a suprimir en una página literaria todo signo de puntuación. Inténtese después, la lectura: comprobaremos que cuesta gran trabajo seguir el hilo del discurso.

a) La coma

En el Curso de Redacción de Vivaldi, se señala que según Amado Alonso y Henríquez Ureña, la coma tiene dos usos principales:

1º. Separar elementos análogos de una serie, sean palabras, frases, u oraciones.

Ejemplos:

Ufano, alegre, altivo, enamorado.
Ni tú lo crees, ni yo lo creo, ni nadie lo cree.
Es simpático, alegre, juvenil, inteligente.
Fui a comprar leche, galletas, crema, aceite, atún.

2º. Separar elementos que tienen carácter incidental dentro de la oración:

Ejemplos:

Buenos Aires, la capital, es una ciudad muy populosa.
El, entonces, se detuvo.
Yo, si me lo proponen, lo acepto.
Cuando fui a verlo, el día de ayer, aún seguía deprimido.

Las palabras, frases u oraciones explicativas (en cursivas en los ejemplos), suprimidas, no alterarían el sentido de la oración.

Nota: A veces, cuando el sujeto de la oración es muy largo, se separa con una coma de los otros elementos constitutivos de la oración -verbo y complementos- para facilitar la “respiración” (o ritmo) de la frase. Así: “Los gallos, las gallinas, los patos y otros animales de la granja, despertaron al unísono”.

Por su parte, Arturo Ramoneda, autor de otro reconocido texto, el Manual de Estilo,[i] explica el uso de este signo de manera más detallada:

La coma sirve para señalar una pausa breve y para delimitar los componentes de un enunciado. Aunque a veces su colocación depende de la apreciación personal, debe emplearse en los siguientes casos:

Con el nombre en vocativo, independientemente de su colocación:

Juan, espérame.
Espérame, Rafael.
¿Serás, amor, un largo adiós que no se acaba?
Vivir, desde el principio, es separarse.
(Pedro Salinas)

Se exceptúan los encabezamientos de las cartas, en los que se ponen dos puntos.
Siempre que se empleen seguidas palabras u oraciones con idéntica función gramatical, excepto cuando vayan unidas por las conjunciones y, ni, o:


Los niños, los hombres y las mujeres.
Bueno, malo o regular.
No ha venido ni ha llamado por teléfono.

Sí se debe poner coma cuando dichas conjunciones se repiten:

No me agradó ni el argumento de la obra, ni la interpretación, ni la escenografía.

Para separar oraciones con distinto sujeto o los miembros de una cláusula, independientes entre sí, vayan o no precedidos de conjunción:

Nuestro teatro nacional, el más rico de los románticos, sin excepción del inglés, se va encerrando, más de cada vez, hasta amenazar ahogarse entre las cuatro paredes en que ingenios y críticos comineros pretenden aprisionarle: ¡a él!, al teatro español, que hayando estrecho el mundo inventaba regiones, idealizaba las conocidas, convertía los desiertos en regiones florecientes, exploraba las islas encantadas, trasponía mares y continentes, escalaba el cielo, llevaba a las almas seráficas las pasiones de los mortales, y a todos los climas, y a todas las razas, y a todas las clases el ropaje de púrpura y oro que se llama el verso, jamás igualado, de Calderón a Lope.
(Clarín, Solos de Clarín)

En las interrupciones que se producen en una oración para aclarar o ampliar lo que se está diciendo:

Es evidente, decía el filósofo, que la razón humana es imperfecta
Más vale, creo yo, que haya ocurrido así.
Debe ponerse delante de las proposiciones introducidas por pero, mas, excepto, y salvo:
Iremos mañana, pero regresaremos pronto.
Todos estuvieron presentes, excepto tú.
Estamos de acuerdo, salvo su mejor opinión.
La lluvia está tupida, mas no es un diluvio.


Cuando se suprime un verbo, por ser el mismo de la oración anterior, en su lugar se coloca una coma:

Antonio fue al concierto; Pedro, al teatro.
Los obreros trabajan en la fábrica; los profesores, en las aulas.

Nunca debe ponerse una coma entre el sujeto y el verbo.

Se debe tener en cuenta que este signo ortográfico tiene la virtud de cambiar el sentido de una misma frase:

No lo hizo como lo ordenaste.
No lo hizo, como lo ordenaste.

Estas oraciones significan, respectivamente, que “lo hizo de otra manera” y que “siguió las instrucciones”.

[i] Ramoneda Arturo, Manual de Estilo, Guía Práctica para escribir Mejor, Alianza Editorial, Madrid, 2003
Ejercicio 1.
Lee a continuación el siguiente texto, en el cual hemos omitido las comas. Colócalas donde creas que es necesario. Recuerda que una de las funciones de las comas es separar elementos análogos y elementos incidentales. Envía una copia de tu ejercicio resuelto a mi correo electrónico y añade, si tienes, comentarios sobre el texto.


La dama del perrito[i]
Antón Chéjov
(Ucrania, 1860 - Alemania, 1904)

Corrió la voz de que por el malecón se había visto pasear a un nuevo personaje: La dama del perrito.
Dmitrii Dmitrich Gurov residente en Yalta hacía dos semanas y habituado ya a aquella vida empezaba también a interesarse por las caras nuevas. Desde el pabellón Verne en que solía sentarse veía pasar a una dama joven de mediana estatura rubia y tocada con una boina. Tras ella corría un blanco lulú.
Después varias veces al día se la encontraba en el parque y en los jardinillos públicos. Paseaba sola llevaba siempre la misma boina y se acompañaba del blanco lulú. Nadie sabía quién era y todos la llamaban La dama del perrito.
“Si está aquí sin marido y sin amigos no estaría mal trabar conocimiento con ella” pensó Gurov.
Éste no había cumplido todavía los cuarenta años pero tenía ya una hija de doce y dos hijos colegiales. Se había casado muy joven cuando aún era estudiante de segundo año y ahora su esposa parecía dos veces mayor que él. Era ésta una mujer alta de oscuras cejas porte rígido importante y grave y se llamaba a sí misma intelectual. Leía mucho no escribía cartas y llamaba a su marido Dimitrii en lugar de Dmitrii. Él por su parte la consideraba de corta inteligencia, estrecha de miras y falta de gracia por lo que temiéndola no le agradaba permanecer en el hogar. Hacía mucho tiempo que había empezado a engañarla con frecuencia siendo sin duda ésta la causa de que casi siempre hablara mal de las mujeres. Cuando en su presencia se aludía a ellas exclamaba:
—¡Raza inferior!
Considerábase con la suficiente amarga experiencia para aplicarles este calificativo no obstante lo cual sin esta raza inferior no podía vivir ni dos días seguidos. Con los hombres se aburría se mostraba frío y poco locuaz; y en cambio en compañía de mujeres se sentía despreocupado. Ante ellas sabía de qué hablar y cómo proceder y hasta el permanecer silencioso a su lado le resultaba fácil. Su exterior su carácter estaba dotado de un algo imperceptible pero atrayente para las mujeres. Él lo sabía y a su vez se sentía llevado hacia ellas por una fuerza desconocida.
La experiencia una amarga experiencia en efecto le había demostrado hacía mucho tiempo que todas esas relaciones que al principio tan gratamente amenizan la vida presentándose como aventuras fáciles y agradables se convierten siempre para las personas serias principalmente para los moscovitas indecisos y poco dinámicos en un problema extremadamente complicado con lo que la situación acaba haciéndose penosa. Sin embargo a pesar de ello a cada nuevo encuentro con una mujer interesante la experiencia resbalando de su memoria se deslizaba no se sabía hacia dónde. Quería uno vivir y ¡todo parecía tan sencillo y tan divertido!
Así pues hallábase un día al atardecer comiendo en el jardín, cuando la dama de la boina tras acercarse con paso reposado fue a ocupar la mesa vecina. Su expresión su manera de andar su vestido su peinado todo revelaba que pertenecía a la buena sociedad que era casada que venía a Yalta por primera vez que estaba sola y que se aburría.
Los chismes sucios sobre la moral de la localidad encerraban mucha mentira. Él aborrecía aquellos chismes; sabía que la mayoría de ellos habían sido inventados por personas que hubieran prevaricado gustosas de haber sabido hacerlo; pero sin embargo cuando aquella dama fue a sentarse a tres pasos de él a la mesa vecina todos esos chismes acudieron a su memoria: fáciles conquistas excursiones por la montaña. Y el pensamiento tentador de una rápida y pasajera novela junto a una mujer de nombre y apellido desconocidos se apoderó de él. Con un ademán cariñoso llamó al lulú y cuando lo tuvo cerca lo amenazó con el dedo. El lulú gruñó y Gurov volvió a amenazarle. La dama le lanzó una ojeada bajando la vista en el acto.
—No muerde —dijo enrojeciendo.
—¿Puedo darle un hueso?
Ella movió la cabeza en señal de asentimiento.
—¿Hace mucho que ha llegado? —siguió preguntando Gurov en tono afable.
—Unos cinco días.
—Yo llevo aquí ya casi dos semanas.
—El tiempo pasa de prisa y sin embargo se aburre uno aquí —dijo ella sin mirarle.
—Suele decirse en efecto que esto es aburrido. En su casa de cualquier pueblo de un Beleb o de un Jisdra no se aburre uno y se llega aquí y se empieza a decir enseguida: “¡Ah, qué aburrido! ¡Ah, qué polvo!.” ¡Enteramente como si viniera uno de Granada!
Ella se echó a reír. Luego ambos siguieron comiendo en silencio como dos desconocidos; pero después de la comida salieron juntos y entablaron una de esas charlas ligeras en tono de broma propia de las personas libres satisfechas a quienes da igual adónde ir y de qué hablar. Paseando comentaban el singular tono de luz que iluminaba el mar: tenía el agua un colorido lila y una raya dorada que partía de la luna corría sobre ella. Hablaban de que la atmósfera tras el día caluroso era sofocante. Gurov le contaba que era moscovita y por sus estudios filólogo pero que trabajaba en un banco. Hubo un tiempo en el que pensó cantar en la ópera pero lo dejó. Tenía dos casas en Moscú. De ella supo que se había criado en Petersburgo casándose después en la ciudad de S. donde residía hacía dos años y que estaría todavía un mes en Yalta adonde quizá vendría a buscarla su marido que también quería descansar. En cuanto a en qué consistía el trabajo de éste no sabía explicarlo cosa que la hacía reír. También supo Gurov que se llamaba Anna Sergueevna.
Después en su habitación continuó pensando en ella y en que al otro día seguramente volvería a encontrarla. Y así había de ser. Mientras se acostaba repasó en su memoria que aquella joven dama aún hacía poco estaba estudiando en un pensionado, como ahora estudiaba su hija. Recordó la falta de aplomo que había todavía en su risa cuando conversaba con un desconocido. Era ésta seguramente la primera vez en que se veía envuelta en aquel ambiente: perseguida contemplada con un fin secreto que no podía dejar de adivinar. Recordó su fino y débil cuello sus bonitos ojos de color gris.
“Hay algo en ella que inspira lástima”, pensaba al quedarse dormido.

[i] Versión en español tomada de http://www.literatura.us/idiomas/ac_dama.html

b) El punto

Para Vivaldi, el punto “separa oraciones cuando los pensamientos que ellas contienen, aunque relacionados entre sí, no lo están de modo inmediato.

Es decir, la diferencia entre el “punto” y el “punto y coma” es muy ligera, y representa una cuestión de matiz. Tanto es así, que encontraremos autores –no importa repetirlo una vez más- que ponen “punto” donde otros emplean “punto y coma” y viceversa.

Ramoneda, por su parte, explica que el punto, con el que se separan unidades autónomas de cierta extensión y con sentido completo, es la mayor pausa sintáctica que señala la ortografía. En la lectura, la duración de dicha pausa, aunque pueda variar según el sentido y la interpretación del lector, siempre es superior a la que señalan la coma y el punto y coma.

Existen tres clases de puntos: el punto y seguido, el punto y aparte y el punto final.

Con el punto y seguido se indica que, terminada una oración, en la que sigue se continúa tratando del mismo asunto o se abordan aspectos diferentes de una misma idea. El texto se prolonga en el mismo renglón, o en el siguiente.

Con el punto y aparte se señala que se va a pasar a otro asunto o a tratar del mismo desde otra perspectiva. Los períodos separados por este signo tienen entre sí menor relación, en cuanto a continuidad de pensamiento, que los separados por el punto y seguido. El texto sigue en otro renglón. También se emplea el punto y aparte en el diálogo después de cada intervención de los interlocutores.

El punto final señala la terminación de un escrito o una división importante en un texto: parte, capítulo, etc.

Nota. No debe ponerse punto después de los signos de exclamación o de interrogación:
¡Qué calor! ¿Dónde estabas?

c) Punto y Coma

Sirve –de acuerdo con Ramoneda- para marcar una pausa más intensa que la de la coma y menos intensa que la del punto y seguido. Sin embargo, la elección entre estos signos depende muchas veces del gusto y de la subjetividad del que escribe. Donde unos autores ponen punto y coma, otros se inclinan por el punto y seguido.

Se emplea en los siguientes casos:

Para separar oraciones completas estrechamente relacionadas y para diferenciar cláusulas en las que hay alguna coma:

La primera intervención fue interesante, pero corta; la segunda, en cambio, resultó excesivamente prolija; con la tercera, todos bostezábamos.

Está muy inquieto; su enfermedad es grave.

Comía temprano y se iba al Luxemburgo. Gustaba ir en el metro; lo tomaba en una de las estaciones de la plaza de la Concordia; subía hasta la plaza de la Estrella; aquí cambiaba de línea y bajaba en la estación de Denfert-Rocherau. Recorría entonces largos y anchos pasillos, todos muy limpios; pasaba por unas pasarelas, en que tenía que mostrar su billete, y ascendía por ancha escalera; recorría otro breve trecho, y de nuevo ascendía por una escalinata.
(Azorín, María Fontán)

Para separar dos oraciones, unidas por una conjunción, que no tienen entre sí un perfecto enlace:

Joshé recordó a Arizmendi que tenía dentadura postiza, a su mujer que se ponía añadidos, y a la hija mayor el novio, con quien había reñido; y, después de otra porción de cosas igualmente oportunas, se marcharon las dos máscaras dando brincos.
(Pío Baroja, Zalacaín el aventurero)
Ejercicio 2.

Lee con atención las frases siguientes y corrige cambiando la “coma” por “punto y coma” o “punto”.

- Neruda escribió poesía en castellano, su labor como poeta fue enorme para las letras de su país.

- Nos quedamos sin pan para las tortas apenas comenzábamos, por eso tuvimos que ocupar pan para sándwiches.

- La expedición de Scott cruzó la Ross Barrier, en la Antártida, en 1904, la expedición de Shackleton la cruzó cuatro años después, en 1908.

- Parece como si Alberto le hubiera copiado a Juan, sin embargo, ha sido exactamente al revés.

- El mayor continente del mundo es el de Asia, su territorio cuenta con 43 millones de kilómetros cuadrados.

- Pepito, quien permaneció sentado cuando se escuchó el himno nacional, no lo hizo porque no sea patriota, fue sencillamente porque no lo oyó, pues estaba distraído.

- En ciertas ciudades los reporteros de diversas empresas de información colaboran juntos, en otras, sencillamente ni se hablan.

- Guadalupe Loaeza es una escritora prolífica, ha escrito durante más de una década para el Reforma.

- Los leones de zoológico de Aragón parecen muy tranquilos, no hay que olvidar, no obstante, que son animales salvajes.

- Las canciones que escribiste son hermosas, las letras son inteligentes y profundas.
Ejercicio 3:
A continuación te presentamos un ensayo sobre la importancia de los libros. Hemos omitido comas y puntos y comas. Como en el primer ejercicio, te pedimos que añadas estos signos ortográficos donde consideres que es necesario.

Una manera de saber en dónde van las comas y puntos y comas es leer el texto en voz alta; el mismo ritmo de la lectura (si es que podemos darle sentido) nos dirá dónde hay que añadir los signos. Envía una vez más tu ejercicio a mi correo para revisión y comentarios.

(Nota: el ejercicio 2 y 3 deben realizarse en la misma semana)

“Un buen libro es aquel que se abre con expectación y se cierra con fruto”[i]
-Alcott-
Martha Elena Barroeta Mérida

Si tuviéramos que definir nuestra civilización el libro tendría la mayor participación. Y es que ha sido el libro el hecho fundamental de ella es y ha sido su instrumento maestro desde sus orígenes hasta hoy.
No obstante los libros no han sido siempre lo mismo. Desde la más remota forma de nuestro progreso los libros o los que hacían las veces de un libro que no estaban hechos ni de papel ni con papiro estaban grabados en pequeñas tabletas de arcilla incluyéndose la mano del artesano que con esmero propio y a punta de punzón dejaba grabado para la posteridad el mensaje o el recuerdo de algún gran hecho de una acción o de una obra.
En la gran Babilonia existían los repositarios es decir enormes bibliotecas donde reposaban cuidadosamente las tabletas. Eran unas escrituras en parte fonética y en parte ideográfica, combinándose habilidosamente para que personas de lenguas distintas pudiesen comprender el mensaje.
Cuando el hombre comenzó a sentir la necesidad de que las palabras no murieran al decirlas, surgió la idea de crear alguna forma de permanencia de lo que la palabra decía: ASÍ NACIÓ LA ESCRITURA.
Recordando un tanto los artesanos iniciadores de las pequeñas tabletas elaboradas con la plasticidad que nos ofrece la arcilla se pasó luego a materiales más suaves de manejar como fueron los papiros egipcios para más adelante continuar con la gran invención del papel que hicieron los chinos.
La escritura pasó de la mera inscripción y empezó a ser una transcripción de la conversación por lo que se hacían más complejos los medios de escribir y de conservar la escritura.
De esta forma –muy someramente, claro está- nacieron los libros, que eran primitivamente rollos de ligeros materiales, los papiros que constituían una cuota importante en las antiguas bibliotecas.

La imprenta es tan útil como los pertrechos
y ella es la artillería del pensamiento
Simón Bolívar

Primitivamente el libro se fabricaba en forma individual trabajo elaborado por los copistas de la Edad Media. Había hombres con una paciencia infinita quienes muy profesionalmente copiaban y recopiaban los libros y este cuidadoso trabajo de meses a la larga daba pie a que se introdujera algún error por mucho cuidado que se tuviera.
Las iglesias los conventos los grandes reyes poseían los libros que antiguamente significaban una gran riqueza, imposible de alcanzar para los pueblos.
Más o menos en la Alta Edad Media saber leer y escribir era un arte reservado a unos pocos, de tal manera que se pensaba que la gente que sabía leer y escribir tenía poderes sobrenaturales y que era una propiedad de brujos más no de gente común y corriente.
Además de que era muy poca la gente que sabía leer y escribir también la costosa forma de reproducir los libros seguía siendo un lujo inmenso por lo tanto eran muy escasas las posibilidades de que el libro llegara a mucha gente.
Podemos añadir que a finales del siglo XV, ocurre la gran revolución, precisamente con el invento de la imprenta. La imprenta nace con la creación de los caracteres móviles, gran ventaja de poder componer cualquier texto y de poderlos imprimir. Con la imprenta nace la posibilidad de reproducir y nace el libro. Una prensa podía reproducir una cantidad infinitamente superior a la de cualquier hábil copista. Como consecuencia el libro se popularizó y comenzaron a aparecer los primeros libros en el siglo XV libros realmente hermosos compuestos naturalmente por hombres de un inmenso gusto verdaderas joyas bibliográficas que todavía se conservan en las bibliotecas y que hoy día nosotros conocemos como los INCUNABLES, ediciones hechas en los primeros tiempos de la imprenta entre 1436 y 1500.

De esta forma había nacido el libro y había comenzado así una época extraordinaria de cambio y de progreso en la vida de los hombres.
Las ediciones iban haciéndose más grandes y numerosas; aumentó la necesidad de leer, cosa que antes no podía satisfacerse. El ideal de que todo el mundo pueda leer –por cierto bastante costoso hoy día- lo hizo posible la imprenta y por lo tanto la imprenta se volvió el gran vehículo de la cultura, de la civilización.
Los creadores de pensamientos los poetas los grandes sabios dejaban constancia en los libros de lo que habían dicho o tenían que decir. Con este invento ya no era tan necesario pues un maestro y hablar con él para conocer sus pensamientos o remitirse a los juglares para conocer las epopeyas y las noticias, ya fueran verdaderas o falsas.

“¡Dichosos los libros que nos enseñan a crear,
a esperar y a amar!
¡Dichosos los hombres que los escribe!, que apaciblemente mueren,
rodeados de sus obras, que se disponen a seguirlos!”
(Villalosada)

Comenzaron a nacer las grandes Bibliotecas Modernas. Por supuesto también las hubo en la antigüedad aunque escasamente, y el número de los manuscritos era muy difícil de reunir. Con el transcurrir del tiempo nacieron las grandes bibliotecas modernas que comenzaron a acumular grandes cantidades de libros por ejemplo: La Biblioteca del Congreso de Washington tiene millones de volúmenes verdaderamente grandes repositarios del conocimiento humano.
Sin embargo, la escritura y el libro son limitados. Han sido el medio de comunicación fundamental pero han nacido otros medios más modernos para comunicar a las masas, por ejemplo: la radio y la televisión penetraron al común medio masivo para suplantar la letra impresa, pues ellos llegan más directa y fácilmente.
Hay quienes afirman que no es lo mismo leer que oír que no es lo mismo oír que ver y que no es lo mismo leer que oír y ver simultáneamente. Esto trae como consecuencia una transformación y hasta un desafío.
De esas joyas bibliográficas a las que se había llegado en la imprenta como lo era el arte del libro, en nuestro tiempo se ha pasado como todos lo sabemos al alcance eficaz de la televisión (bastante desvirtuado en este modernismo que nos atrapa).
Hay un hecho muy real: en la antigüedad se leía muy poco pues resultaba un lujo poseer un libro y además el mecanismo que se había implementado no era lo suficientemente rápido como para abarcar la población existente; hoy día podemos afirmar que es una gran minoría la que lee tenemos la imprenta que es el medio más poderoso en la actualidad.
Lo que significa que el libro es la memoria de la civilización las bibliotecas son los grandes repositarios queda en el medio impreso la memoria de todo lo que el hombre ha pensado ha dicho o hecho ha sabido.
Ahora bien, tenemos un desafío en nuestro tiempo, porque se nos presenta un problema; ¿qué hacer con ese océano de libros que se publican, para abarcar, para leer esa pluralidad d libros?, ¿A qué publicación dedicar nuestro pequeño tiempo?, ¿Cuál será el más significativo, el de mayor peso para nuestra vida y conocimiento?

Por supuesto que puede escogerse según nuestras preferencias.
El papel fundamental el instrumento el gran banco de información el motivo central de nuestra civilización lo es y seguirá siendo el libro en el que meditamos y dialogamos con el autor el libro es y seguirá siendo el mayor baluarte formativo, la escuela, el vínculo y el vehículo de la civilización mientras exista la sociedad humana.

[i] Texto tomado de http://www.revistainterforum.com/espanol/ensayos/contest4_042901.html

d) Los dos puntos

Los dos puntos, de acuerdo con Ramoneda, tienen como finalidad llamar la atención sobre lo que sigue. La pausa que exigen es menor que la impuesta por el punto.

Deben emplearse en los siguientes casos:

Después del encabezamiento de una carta:

Muy señor mío:
Le ruego que tenga en cuenta mi proposición, etc.


Querido amigo:
Acabo de llegar a Londres, etc.


Antes de la reproducción de una cita literal, que se inicia con mayúscula:

Cuando nos encontramos por vez primera me comentó: -Te imaginaba con otro aspecto. Yo le contesté: -¿Mejor o peor?

Dijo la zorra al busto
después de olerlo:
“Tu cabeza es hermosa,
pero sin seso”.

Para presentar una enumeración explicativa o cuando a una o varias oraciones sigue otra que es consecuencia, resumen o causa de lo que antecede:

Es un alumno modélico: tiene inteligencia, estudia y no da la lata a los profesores.

Siempre me dice lo mismo: que estudié.

Pocas cosas son tan perjudiciales como el juego: por él muchas personas se han arruinado.

e) Puntos suspensivos

Los puntos suspensivos (siempre tres y juntos: …), nos dice Ramoneda, se emplean para indicar que una idea se interrumpe o para provocar una reacción emocional en el lector.

Nunca debe abusarse de ellos. El abuso de estos signos, explica por su parte Vivaldi, es propio del escritor principiante, pues con ellos se intenta que el lector realice el trabajo de completar una frase o pensamiento que se está escribiendo.

Ramoneda expone que estos signos pueden escribirse luego de una coma, del punto y coma o de los dos puntos y van colocados después de los signos de interrogación y de admiración, a menos que no se termine una palabra o la oración no tiene sentido completo:

¡Qué barbaridad!...

¡Óyeme bien, hijo de p…! Aquí nadie se burla de mí.

¡Cuántas veces tengo que decirte que…!

Los puntos suspensivos se utilizan:

• Cuando al escritor le interesa dejar la oración incompleta y el sentido suspenso

Cuando regresó a casa, se encontró con que su esposa…

• Cuando se quiere dejar una frase incompleta, pero con un sentido que el lector se ve obligado a imaginar o a completar, pues se supone que conoce lo omitido.

Como dice el dicho, camarón que se duerme…

• Cuando se quiere expresar intermitencia, o un discurso entrecortado, o para señalar que alguna enumeración es incontable.
f) Las comillas y los signos de interrogación y de exclamación.

Las comillas sirven para destacar una cita o resaltar una frase que se considere importante, sea para enfatizarla o para llamar la atención sobre ella. También se utilizan para señalar un neologismo o algún barbarismo.

Pocas veces he conocido a alguien tan “gentil” como a ese policía que me “detuvo” erróneamente.

Para leer tu correo tienes primero que “accesar” a la página de Hotmail.

Los signos de interrogación o de exclamación (o de admiración) deben escribirse antes y después de la oración interrogativa o admirativa. En inglés se escriben sólo al final de la oración.

¿Es cierto que te inscribiste al curso de redacción? ¡Qué bueno!

¿Sabías que sólo en inglés se coloca al final el signo de interrogación en la oración? ¡Lo mismo sucede con el de admiración!
Ejercicio 4:

A) Elabora una breve autobiografía de no más de dos cuartillas y envíala por correo.

B) Escribe un breve ensayo acerca de tu actividad como asesor y sobre lo que te resulta más problemático tratar con tus alumnos. Espera los comentarios del instructor.

En cada ejercicio, no olvides utilizar los signos de puntuación hasta ahora revisados.

B) La Acentuación

Arturo Ramoneda explica las reglas generales de la acentuación:

Llevan acento ortográfico o tilde:

Las palabras agudas, (aquellas en las que el acento fonético cae en la última sílaba), de más de una sílaba, que terminan en vocal, en n o en s: compró, camión, estás, Perú.

No lo llevan, en cambio, cuando terminan en doble consonante, aunque la última sea n o s: Mayans, Vicens, Llorens-

Las palabras llanas o graves (en la que la acentuación fonética recae en la penúltima sílaba) que no terminan en vocal, en n o s: Pérez, mármol, árbol, áspid, alférez, clímax, tórax, mártir. Si la palabra termina con doble consonante, aunque la segunda sea s, también se pone tilde: bíceps, fórceps, tríceps.

Todas las palabras esdrújulas o sobresdrújulas (en las que el acento fonético recae en la antepenúltima sílaba): mágico, cítara, música, maniático, cuéntamelo, díganselo.

La y final, aunque suene como semivocal, se considera consonante a efectos de acentuación. Por lo tanto, no llevan acento palabras como virrey, carey, convoy, Uruguay.

Para evitar errores de pronunciación o en la interpretación de los vocablos, la Academia de la lengua recomienda que se mantenga la acentuación en las mayúsculas: ÁFRICA, PALMÍPEDOS, CÓRDOBA.

Los monosílabos sólo llevan acento cuando, aunque sean iguales en la forma, realizan una función gramatical diferente. En estos casos actúan como tónicos y átonos:
Él (pronombre personal)
El (artículo)

Tú (pronombre personal)
Tu (adjetivo posesivo)
Mí (pronombre personal)
Mi (adjetivo posesivo apocopado o nota musical)

Sé (persona de los verbos ser o saber)
Se (pronombre personal)

Dé (tiempo del verbo dar)
De (preposición)

Más (adverbio comparativo o de cantidad)
Mas (conjunción adversativa equivalente a pero)

Sí (adverbio de afirmación o pronombre reflexivo)
Si (conjunción o nota musical)

Té (planta y bebida)
Te (pronombre personal)

Aún (cuando puede sustituirse por todavía sin que se altere el sentido de la frase. Es bisílabo)
Aun (con el significado de hasta, también, inclusive, ni siquiera; antepuesto a cuando, con el significado de aunque. Es monosílabo)

C) Letras Mayúsculas

Arturo Ramoneda explica con gran claridad las reglas del uso de las mayúsculas:

Se escriben con letra mayúscula:


Todo nombre propio:


Sócrates, Zeus, Antonio, Carmen, Europa, Zenobio, Italia, Sevilla, Guadalajara.

· Las palabras con las que se designa a Dios y a la Virgen:


Creador, Redentor, Madre del Salvador


· Los títulos y apodos con que se distingue a determinadas personas:


El Gran Capitán; el Libertador; el Pichichi.


· La primera palabra de un escrito y la que va después de punto y de un signo de cierre de interrogación (¿?) o de (¡!), si no se interpone una coma. Después de los dos puntos se pone minúscula, excepto cuando se trata de la palabra que sigue al encabezamiento de una carta (por lo general, suele empezar en línea aparte) o cuando se reproduce una cita de alguien.


· La primera palabra de los títulos de obras literarias y artísticas, películas, artículos, revistas, periódicos, etc.:


El País, El Universal, Día Siete, Harry Potter y La Piedra Filosofal, Gladiador, La Gioconda.


Si no forman parte de un título, deben escribirse con minúscula los nombres de los días de la semana, de los meses y de las estaciones del año y de las notas musicales.


En las palabras que empiezan por ch y ll sólo va con mayúscula la C o la L iniciales, si les corresponde: Ch, Ll.

Ejercicio 5

Envía tu autobiografía y ensayo corregido con los comentarios del instructor. Es el trabajo final.

Notas

[1] Ledesma Saucedo, Rocío, Documento del Diplomado “Desarrollo e Implementación de AVA” impartido por la Dirección de Tecnología Educativa del Instituto Politécnico Nacional, México, 2005.
[2] De León, Beatriz, ¿Cómo descubrir el talento literario?, Diario Reforma, El Ángel, 18 de febrero de 2007, página 4.
[3] Reforma, 28 de febrero de 2007.
[4] Ver
http://personal.telefonica.terra.es/web/apuntesasr/SintaxEnunc.htm
[5] Vivaldi, G. Martin, Curso de Redacción, Ediciones Prisma, México, 1981, página 19.
[6] Ramoneda Arturo, Manual de Estilo, Guía Práctica para escribir Mejor, Alianza Editorial, Madrid, 2003
[7] Versión en español tomada de
http://www.literatura.us/idiomas/ac_dama.html
[8] Texto tomado de
http://www.revistainterforum.com/espanol/ensayos/contest4_042901.html